El hambre, es el hambre, tienes hambre. Un lobo melancólico tiene mucha hambre. Es invierno y no encuentra alimento alguno. No quiere acercarse mucho a la ciudad, tiene miedo de que los ciudadanos lo maten al verlo. Pero en la aparente seguridad del bosque, ¡cae en una trampa para osos! Pobre lobo, solo, hambriento... Se acerca su fin. Hasta que aparece un conejo burlón y...
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